ANIVERSARIO DE LA CIUDAD
Barba: “Con hombres y mujeres dispuestos a jugarse se construye una vida y una historia distinta”
El obispo presidió la misa por el 430° aniversario de la fundación de la capital puntana. Llamó a no solamente cumplir ritos, sino también “servir a los hermanos”.
En la Iglesia Catedral, desde las 10:30 se realizó la misa central en el marco del 430° aniversario de la fundación de la ciudad de San Luis. La celebración estuvo presidida por el obispo Gabriel Barba.
En su homilía, monseñor habló de la importancia de tomar distancia de la cotidianeidad porque “nos acostumbramos a lo que vemos todos los días y ya no nos llama la atención”. Por eso, llamó a “tomar distancia para mirar desde otro lado”.
Barba se remontó a 340 años atrás y cómo era la realidad de la ciudad que recién estaba fundándose: “Seguramente con el frío de esta época y la desolación de estas tierras, soledad, frío, pero sin embargo un pensamiento que mira hacia adelante y que clava sobre la tierra eligiendo estos lares, de tierra, de parajes para fundar un proyecto llamado San Luis”.
“Sin ni siquiera una imagen de un santo que hoy nos preside, mucho menos un templo donde celebrar el culto y hoy tenemos una dignísima Catedral y así podremos decir tantas cosas. Lo que en 430 años comenzó como un pequeño lugar, hoy ciudad y provincia, nos permite construir la patria nos permite profundizar nuestro ser argentino, nos permite una oportunidad para construir una patria de hermanos”, agregó.
De la celebración religiosa participaron el gobernador Claudio Poggi, el vicegobernador Ricardo Endeiza, el intendente Gastón Hissa, autoridades del Ejercito, veteranos de Malvinas, funcionarios, legisladores nacionales, provinciales y municipales.
El obispo se detuvo en el papel de “hombres y mujeres con coraje, con valor, con decisión, dispuestos a arriesgarse, a jugarse, a comprometerse”. “Y entonces así se construye una vida y una historia distinta. No existe una historia de vida, de Dios, no existe una sociedad sin compromiso”.
En el mismo sentido, se detuvo en los aprendizajes que dejó Jesús, sobre todo “amar al prójimo como a uno mismo, que resume todas las demás enseñanzas”.
Barba se refirió a una lección divina de la que todos deberemos dar cuenta en el fin de esta vida: “Nuestra fe, nuestro camino de fe, no son meramente ritos que acompañan nuestras liturgias. (…) Pero los ritos de nuestras liturgias no limitan justamente el camino del religioso, sino que tienen que ser un puente a todo esto. Yo no soy un buen cristiano porque soy un ejército ritualista. Podría ser un traidor a la letra si cumplo los ritos exteriormente, pero después mi corazón no está en la misma sintonía”.
“Si encierro mi vida de fe solamente en los ritos, pero después mi vida no tiene esta sensibilidad, lo que nos marca Isaías. Es la mirada a Dios desde el camino del prójimo, donde Jesús pone el acento”, añadió.
“¿Cuántas veces vivimos como si Dios nada tuviera que ver en nuestra vida? ¿Cuántas veces nos pasa que vivimos como si no tuviéramos que rendir cuenta? Vamos a ver que somos administradores, hemos recibido dones y algún día Dios nos preguntará, ‘Juan, ¿qué hiciste con tu hijo recibido? ¿Qué hiciste con tu hermano?’ De examen nadie va a zafarse”, manifestó.
En otro tramo, se detuvo en San Luis Rey de Francia. Tuvo en cuenta que vivió desde “un lugar muy difícil, el lugar del gobierno, el lugar del gobierno de un pueblo, el lugar del rey”.
“San Luis Rey nos ha enseñado justamente con sus obras. Su ser cristiano no era solamente cumplir ritos, sino que se manifestaba en sus devociones, en sus oraciones, en sus preocupaciones de no ofender a Dios y de servir a los hermanos. Y desde su lugar, supo poner en práctica el Evangelio”, contó.
A partir de eso, reflexionó: “No todos tenemos los mismos lugares en la vida, todos tenemos distintas responsabilidades. Desde nuestros distintos lugares y desde nuestras distintas responsabilidades tenemos que aprender a cómo yo le digo sí a Dios. San Luis Rey le dijo sí a Dios, no con las palabras, sino con los hechos”.
“Las adversidades no son cosas que se nos vienen en contra, sino oportunidades”, sostuvo el obispo. Fue al hacer referencia a los daños que sufrió una parroquia en Concarán, donde días atrás los vecinos le transmitieron que se trataba de un castigo de la Virgen.
En el tramo final, se refirió a la confesión: “San Luis invitaba a la confesión frecuente, ‘confiésate frecuentemente’ le decía su hijo, y ‘elige un confesor prudente’. Este consejo dado hace tantos años, hoy podría ser absolutamente perfecto y adecuado para cada uno de nosotros. Una confesión sana y frecuente”.
“Hay algunos que se tienen que confesar más y hay otros que se tienen que confesar menos. La confesión no tiene que ser escrupulosa, no tiene que ser para alimentar escrúpulo, sino que tiene que ser para dejar las gracias de Dios, dejar que Dios obre. Confiésate frecuentemente y busca un confesor prudente. Ese también es un deseo que, bueno, ojalá todos podamos actualizar y saber que a todos nos cuesta confesarnos”, expresó.